Los internos del Sagrado Corazón

Con la tercera de Weeds finalizada y a la espera de la tercera de HIMYM en español, teníamos que buscar alguna serie de 20 minutillos que nos llenase los momentos de la comida y/o la cena. La decisión era difícil, atrás dejábamos 2 grandes series y no sabíamos si encontraríamos alguna que supiese llenar ese espacio de forma favorable. ¿La encontramos? Mas o menos. Como es en la hora de la comida, una condición indispensable es la de que estén en castellano, vamos, que no tengamos que mirar la pantalla para leer lo que están diciendo. El problema de eso es que nos encontramos series a las cuales nos enganchamos y que como sus capítulos duran tan poco, nos dejan con ganas de más. Y la decepción llega cuando vemos que al resto de las temporadas aún les queda mucho para emitirse en la lengua de Cervantes (léase la cuarta temporada de Weeds) o que ni siquiera sabes si la van a sacar algún día (tercera de HIMYM). Por eso me puse el mono de trabajo y empezamos con Scrubs, de la cual hay 6 temporadas completitas a disposición de los hispanoparlantes.


¿Y de qué va esta serie?
En Scrubs nos encontramos con John Dorian, o JD como le llaman todos, un chaval de 26 años que empieza su primer día como interno en el Hospital Sagrado Corazón. Cuando llega no va solo, estará acompañado de su mejor amigo de siempre, Chris Turk, cirujano. Y poco a poco irá conociendo a más gente como a la enfermera Carla (de origen italiano), la interna Elliot, su superior Perry, al cual idolatra hasta el punto de que ser como él, es su objetivo, al jefe de personal del hospital, Robert Kelso o al conserje, el cuál me ha hecho pasar alguno de los mejores momentos de la temporada.
La serie no se puede considerar una de las mejores que hay, y ni mucho menos se puede comparar a la genial HIMYM (ains, qué alto ha puesto el listón esta serie) pero pasas 20 minutos divertidos, que es lo que nosotros buscábamos. Además, que es una serie que si te pierdes un capítulo no pasa nada. Es cierto que los personajes evolucionan pero no hasta el punto de tener que ver todos seguidos. Cada capítulo tiene una historia autoconclusiva en la que JD aprende algo más en su camino de ser el mejor médico y mientras tanto te echas unas risas.


Para amenizar ciertos momentos, al bueno de John se le va la pinza cada poco imaginándose situaciones totalmente surrealistas, como por ejemplo, en un capítulo le dicen una cosa que le deja totalmente chafado y en su imaginación aparece un mensajero que le trae un pedido de ladrillos, JD lo firma y estos caen del cielo aplastándole.
Pero es normal que se evada cada poco con los personajes que tiene que aguantar. El mismo conserje le coge manía desde el primer día y no le deja ni a sol ni a sombra. De los momentos que más me han gustado es cuando de pronto este hombre conoce todas las intimidades de JD y él no sabe cómo puede ser. Buenísimo.

Reconozco que con esta escena lloré de la risa

Ahora bien, ¿la recomiendo? Pues sí, por qué no. Ya he dicho que no es la panacea de las series pero tampoco es mala, y raro es el capítulo en el que no te eches por lo menos una carcajada.
Así que acabada la primera temporada, nosotros empezaremos ahora con la segunda y a seguir disfrutando con las andanzas de este grupo de médicos tan especial.